La esperanzada

martes, 22 de septiembre de 2009
Vino la Luna a pronunciar tu nombre
con su brillo claro y tenue,
reprochándome la sombra silenciosa
la noche aromada de azahar
Cogollo de los pasos en la senda larga
de la esperanza ilusionada de calor


Se enredó la copla entre mis labios
y sin querer calló la caja bagualera
tropezando con la sonrisa de tus ojos
entonó la vidala, vidalita de mi corazón
cantando el silencio llano y fresco
del camino largo hacia el cañadón.



Allí te he de encontrar, vidala que espera,
iluminada por el sol y las estrellas
brisa que revolotea ardiente y silenciosa
hasta en los rincones del pensamiento
escondidos en la ilusión y los sueños
para abrazarte vidalita de mi alma.


Quiso la sombra cubrir las alegrías
con un manto oscuro de cielo azul
Y las estrellas te amaron con luz
y la vidala desde el camino brilló en mi alma
en un canto del sauce al cauce del río
por el rocío que alimenta el verdor.


Llega el amanecer y la claridad rompe la noche
las cajas callan el silencio y la luz trae a la vida
la ilusión y el sueño, y el camino cansino se alegra,
rumbo que se aleja lento que se aleja,
hacia el oriente donde nace la vida,
donde lo claro del día vive en tu voz. 

Pregón de Flor del Cardón


En el vuelo de las hojas
desde la piel del ciruelo
un gorrión que vuela
de las garras floridas
rosadas
múltiples
ínfimas


El nombre te trae
como el Agua
como el Tango
de voz arenosa en
Naranjo en Flor
con luminosas vertientes
mojan la razón
la cordura
y el cardón


Flor de cardón
lejano y fragante
solitaria mezcla
de vallisto ser
y soledad altiva
donde vive el sol
la luz
y el calor
vida y pregón


Pregón del águila
altiva y solitaria
compartiendo el aire
el grito
pregón del cardón




Borrachera de aromas
de vuelo y luz
de vertientes suaves
claras y alegres
sonidos
pregones
azúcares del valle
azúcares de luz


y de algodón
de miradas
de labios
de piel
de pétalos
de
la Flor del Cardón

Paño de pétalos

lunes, 21 de septiembre de 2009
Llegó la hora de herir un papel
sangrando de tintas y mieles,
los tambores consonante
y los suspiros de ilusión.

Cayendo en el abismo de la razón,
al límite de la piel y la soledad,
bajo algún deshojado lapacho,
que florece en una explosión.

Navegando el intenso paño,
paño de pétalos y de sudores,
rocío de luces y sombras,
humedades de labios que se rozan.

Suspiros que nacen desde venus
y huracanes que llegan a la confluencia
lluvias que mojan la locura
y el canto de la calma fresca.

Sin aliento hasta la última gota
de luz que escapa de la dentadura,
de las ondas del paño de pétalos
que acaricia la piedra.

Encontrar el centro de la vida,
cuidando la fragilidad de la ilusión,
cuidando la fragilidad de la fortaleza,
de tu paño de pétalos de flores.